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Los ecos de la Revolución Francesa todavía retumbaban fuerte en toda Europa y los viejos poderes medievales se aferraban como sea a sus antiguos privilegios. Es por eso que las oscuras fuerzas del odio, en un desesperado intento de detener la Nueva Época venidera, se apropiaron del título y trataron de ocultar el verdadero por los siglos de los siglos.
No obstante, la mentira tiene patas cortas y doscientos abriles no es nada. Es hora de decir la verdad, cueste lo que cueste y caiga quien caiga. Cuando transcribieron el original de la partitura, elementos al servicio del oscurantismo que se hacen llamar republicanos, copiaron mal la dedicatoria que Beethoven le había hecho a su amiga y alumna Therese Malfatti. De esa manera, transformaron vilmente un claro “Für Therese”, o “Para Teresa” en criollo, en un inexplicable “Para Elisa”.
Las consecuencias no fueron pocas. Sin embargo, la peor de todas no fue la embestida final sino el desencuentro que produjo entre nuestro compañero y la susodicha Teresa, quien celosa de una inexistente Elisa, no aceptó el amor de Ludwin y despechada se terminó casando con un noble cualquiera en 1816.
Por una mentira que impidió un amor, este día peronista está dedicado a todo el amor que falta por disfrutar cuando se acaben todas las mentiras.
1 comentarios /:
Cae un mito, nace un pregunta.Que semana de revelaciones..."Caso Souto", ahora esto...¿con que otra cosa nos despertaremos mañana?
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