Para poder burlar la inmensa red de seguridad personal que le cubría las espaldas a Kira, los 47 Ronins se hicieron pasar por monjes y comerciantes, y entraron en su ciudad en grupos pequeños y dispersos.
Eventualmente se corrió la bola de que el pueblo se había llenado de samurais, y entonces Oishi (que es como el japonés Ishi pero con O, y que en vez de salir a cazar traidores en el conurbano salió a vengar burocratas en Japón, pero la Historia del Peronismo es Una) tuvo una idea genial: empezó a salir de putas, emborracharse y hacer papelones públicos durante un año entero.
Lo odiaron. Lo odió el pueblo japonista que esperaba ansioso su venganza. Lo consideraron un cagón, un traidor, indigno de ser samurai, indigno de su investidura. Lo pateaban cuando descansaba su resaca en la sombras. Lo escupían también. Le tocaban la cara, que por alguna razón es lo peor que le podés hacer a un japonés poronga.
Kira, eventualmente, bajó la guardia, convencido de que Oishi no era una amenaza.
Oishi viajó a divorciarse de su mujer, para evitarle represalias por lo que iba a hacer.
Luego atacaron. En una cena anterior, renovaron sus votos. El japonés Oishi les pidió a los muchachos que no se zarpen con las mujeres y los niños. El código samurai no obliga a la piedad con los no combatientes, pero tampoco la prohíbe.
Se cargaron a Kira. Restituyeron el clan Asano en el poder. Luego, todos, se quitaron la vida. Sus ropas y armaduras (que fueron hechas a mano para no despertar sospechas al adquirirlas) descansan en un templo que visita, al día de hoy, todo el pueblo peronista de Japón.
2 comentarios /:
No anda le enlace al illagcines cumpas!!! (qué hinchapelotas este pibe...)
Excelente raconto de la historia japonecísistica peroncha.
Ma hace acordar al quí ajaponés de hoy Tadanobu Asano, muy peroncho él en http://www.imdb.com/title/tt0345549/
... y Arturo Ronín que pito toca acá...
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