Un proyecto de corte popular anclado en la idea de una mejora constante en las condiciones de vida de la clase trabajadora, en sintonía con los intereses de las capas medias, que no es respaldado masivamente en las urnas y resulta derrotado en la provincia de Buenos Aires, requiere una autocrítica. Ya habrá tiempo para hacerla de la forma más seria, madura y fundamentada posible. De acuerdo con la elección, decisión y limitación de Los Autores, será realizada en conjunto, con los compañeros.
Para la generación a la que pertenecemos, la sensación de "responsabilidad política" ante una experiencia que hasta la derrota del domingo discutía cuánto avanzar en la defensa y reivindicación de los intereses populares y a partir de ahora estará sitiada por los sectores conservadores y obligada a retroceder lo menos posible, es inédita. Habrá que charlar con los de más experiencia, bajar posiciones irreductibles que resultaron equivocadas, buscar ideas originales y seguir luchando por las causas nobles que elegimos como forma de vida.
Hay ganadores materiales y simbólicos: entre los grandes, están las empresas de medios, en especial Clarín cuyas acciones, dicho sea de paso, el lunes subieron un 30%. Se complica mucho una reforma de la Ley de Radiodifusión. Probablemente seguiremos manejando las relaciones comunicacionales entre los argentinos por medio de una normativa dictada por Jorge Rafael Videla que le garantiza un monopolio casi orweliano. Entre los simbólicos, está la victoria de un discurso, de un "sentido común" y de un conjunto de valores ya conocidos por los compatriotas: el status quo en vez del conflicto, el éxito en vez del esfuerzo, la frivolidad política en vez de la proyección de un modelo de país inclusivo.
Es un momento oportuno para demostrar que los peronistas estamos realmente convencidos de aquello de que primero la Patria, luego el movimiento, por último los hombres. Y a pesar de que no estamos tristes por algunos resultados como el de Solanas en Capital, sabemos que no podemos exigirle mucho. Si Pino acaba de decir que está de acuerdo con los 21 puntos en los que se basa el proyecto de Ley de Radiodifusión pero que no lo apoyará, habrá que ver si en realidad no es una actitud más consecuente con lo que le exigen sus votantes que sus propios militantes. La autocrítica sólo se le puede exigir a uno mismo y suficiente tenemos con la nuestra.
Sobre la terminante y lineal idea de que "el pueblo nunca se equivoca" no vamos a andar divagando tanto. En todo caso, si es el argumento que hemos esgrimido históricamente cuando nos han arrebatado el poder que conseguimos con los votos a través de la muerte, la persecusión y la proscripción, hoy debemos interpretar qué quisieron expresar los argentinos.
Eso sí, equivocado o no, el pueblo siempre es el que paga los platos rotos. Y no cabe dudas de que el diálogo que los ganadores intentarán imponer tendrá forma de devaluación, de eliminación de las retenciones, de despidos masivos y flexibilización laboral, de privatización de las empresas públicas y de represión física de los más humildes.
El desafío que asumimos de aquí en adelante no es otro que el mismo de siempre: un país en el que reine la felicidad del pueblo, el amor y la igualdad. Aprovechemos esta experiencia y banquémosla a pleno que, cuando quieran venir contra los intereses populares nos encontrarán mejor organizados que antes...
¡Viva Perón, carajo!