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12/10/07

¡Yo no soy Perón!

Un día como hoy pero de 1945 Perón y Eva se trasladan a una isla del Tigre, a una casa que les ha ofrecido Rodolfo Freude, hijo de un poderoso empresario alemán. Mercante lo despide y luego marcha a una reunión con veinte dirigentes gremiales.
Por su parte, los opositores al gobierno militar -pero en especial a Perón- movilizan sus fuerzas. Ya el día anterior se habían concentrado diversos grupos civiles frente al Círculo Militar donde se discute la salida a la crisis. Pero este viernes 12 de octubre, afluye más gente, que se asienta en Plaza San Martín. En el interior del Círculo, altos jefes militares intercambian ideas con políticos de diversos partidos (desde los socialistas Alfredo Palacios, Américo Ghioldi y Carlos Sánchez Viamonte hasta conservadores como José María Paz Anchorena, Adolfo Bioy y Bernardo Houssay pasando por radicales como José María Cantilo y Ernesto Sanmartino) Afuera: "un público selecto -según "La Prensa"- formado por señoras y niñas de nuestra sociedad y caballeros de figuración social, política y universitaria, jóvenes estudiantes que lucían escarapelas con los colores nacionales, trabajadores que querían asociarse a la demostración colectiva a favor del retorno a la normalidad".
El dirigente stalinista Rodolfo Aráoz Alfaro recuerda aquella escena: "En el Círculo se sucedían las reuniones... Nosotros, en la plaza, pronunciábamos discursos, exigiendo la rendición incondicional del gobierno... Las consignas eran de furiosa oposición al conjunto de las Fuerzas Armadas, con lo que contribuíamos a unificarlas contra nosotros". Desde los balcones del Círculo, el almirante Vernengo Lima intenta persuadir a los manifestantes que reclaman "el Gobierno a la Corte": "Si bien la Corte Suprema de Justicia es una tabla de salvación para el país, éste tienen instituciones armadas y el pueblo tiene la obligación de respetarlas". Pero desde los verdes canteros rugen gritos de desaprobación: ¡Militares no! ¡El gobierno a la Corte! ¡Militares al cuartel! El almirante insiste: “El país debe confiar en que el Ejército y la Armada honestamente le propicien un gobierno del pueblo, para el pueblo y por el pueblo". Se renuevan los abucheos: “Son todos iguales... Está mintiendo”. El Almirante se indigna: Usted no tiene derecho a dudar de la palabra del Almirante Berengo Lima... Desde la plaza, gritan: “Habla como Perón”. Ante semejante comparación, el Almirante hierve de ira y rechaza lo que considera una afrenta: “¡Yo no soy Perón!”...El griterío le dificulta continuar la exposición, pero alcanza informar que "Todos los culpables de este estado de cosas serán castigados, comenzando por Perón...". "Durante más de diez horas -recuerda Juan José Real- esta concentración de apellidos ilustres, de jóvenes universitarios y de militantes comunistas, reclamó la entrega del poder al alto tribunal y se desgañitó cantando un estribillo con música de la marcha radical: "Adelante, ciudadanos/ Adelante, sin cesar/ No queremos dictadura/ ni gobierno militar". Esa misma tarde, Farrell, después de conversar con Vernengo Lima, decide la detención de Perón argumentando que se tata de una medida de seguridad pues su vida corre peligro. Sin embargo la decisión consiste en llevarlo preso a un buque de la Armada, lo cual podría indicar que la decisión le ha sido impuesta por el Almirante. Poco después, el Jefe de Policía coronel Mittelbach se dirige a Tres Bocas, en el Tigre, para apresar a Perón. Mientras, esa noche, la policía dispersa a los manifestantes de Plaza San Martín, produciéndose graves enfrentamientos, de los cuales resulta muerto un médico, militante de los grupos opositores al gobierno.

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