Un día como hoy pero de 1959 muere el intelectual nacional Raúl Scalabrini Ortiz, patriota que desemascaró la dependencia. En los duros años de la resistencia, junto a Jauretche, enfrentan la descomunal tarea de ser mojarritas del nacionalismo en el oceano vendepatria. Jauretche, quien en la época estaba en alza, rompe el código berreta del mundillo intelectual y le dirá en una dedicatoria: "Sigues cumpliendo la única función docente que tiene la Argentina de los últimos treinta años y en la que los demás sólo somos discípulos aprovechados". Scalabrini es el precursor indiscutido del revisionismo nacional. Supo desentramar la gran estafa argentina con la rigurosidad del historiador, pero también con la de un economista y un contador. Si uno hojea su Historia de los Ferrocarriles no puede pasar más de tres hojas sin que alguien se haya currado dos o tres palos verdes. Su pluma es tan sencilla pero tan veraz que uno termina el libro asqueado, porque con los dos o tres palos cada tres hojas se afanaron también nuestro porvenir y nuestra potencia como Nación. El 18 de marzo de 1958 le llega carta de Perón que dice: "Usted es uno de los intelectuales argentinos que siempre vio claro y denunció al enemigo real, dando su ubicación y detallando los disfraces que adopta para predicar la desintegración del país (...) De tal manera que no soy yo, con una carta, quien lo hace entrar en la historia sino su obra incansable, su vocación patriótica. Nosotros siempre lo consideramos de los nuestros y cada una de sus líneas es un aporte al movimiento peronista que valoramos debidamente y apreciamos como parte de nuestro acervo". La reivindicación es total: Scalabrini Ortiz fue relegado por no comprometerse con el primer peronismo y durante la "fusiladora" muchos de los que lo despreciaban brillaban por su ausencia en la resistencia. Hombres como él, que están más en las malas que en las buenas, merecen esa carta. Pero después, el General lo pone encima de todos cuando dice: "El forjó el caracter de la resistencia frente a los usurpadores, haciendo inteligible lo que todos trataban de interpretar como ´causas de la derrota argentina´. (...) Ejerció en cierto modo la primera magistratura moral de la República". A la Flauta!!!
Rogelio García Lupo diría en junio de 1959 que "están los peronistas que fueron a Perón porque habían leído a Scalabrini Ortiz y también los que leyeron a Scalabrini Ortiz porque sabían que en una carta Juan Perón decía que Scalabrini Ortiz era el primero de los argentinos".
Años más tarde, Grosso haría una -muy impropia en él- obra de justicia: la Av. Canning (que conmemoraba al embajador ingés más choto y tránsfuga que habitó nuestras tierras) fue renombrada como Av. Scalabrini Ortiz. Un acto, hay que reconocerlo, de revisionismo.
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