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22/3/10

Economista K

Un día como hoy pero el domingo los diputados yanquis le dieron media sanción a la ley de reforma del sistema de salud que el negro Obama viene proponiendo desde que asumió. Hemos encontrado en el NYT esta columnita del economista K Paul Krugman, que escribe cosas muy lindas sobre política. Por supuesto, toda la belleza de ese texto quedó arruinada por la traducción berreta que UDP realizó para que su mensaje llegue al pueblo peronista. Sirve para ver que la reacción actúa de manera similar ante cualquier leve intento de arreglar un poco los tantos para la única clase de hombres que existe: los que trabajan.

El día anterior al voto por la seguridad social, el Presidente Obama dio un discursito a los legisladores demócratas. Cerca del final, habló de porqué su partido debía aprobar la reforma: “De vez en cuando, llega un momento en el que tenés la oportunidad de reivindicar todas esas buenas esperanzas que tenías sobre vos mismo, sobre este país, donde tenés la chance de hacer justicia a todas las promesas que hiciste… Y este es el momento en hacerle justicia a esas promesas. No estamos destinados a ganar, pero estamos destinados a ser sinceros. No estamos destinados al éxito, pero estamos obligados a dejar brillar las pocas o muchas luces que tenemos”. 
Del otro lado, está lo que dijo Newt Gingrich, el republicano ex presidente de la Cámara –un hombre celebrado por muchos en su partido por sus dotes de líder intelectual: si los demócratas “pasan” la ley, “Ellos habrán destruído su partido tanto como lo hizo Lyndon Johnson por un lapso de 40 años”, cuando paso la legislación de los derechos civiles. 
Argumentaría que el Sr. Gingrich está equivocado al respecto de eso: propuestas para garantizar el seguro de salud suelen ser controversiales antes de ser efectivas –el famosamente polémico Medicare que según Ronald Reagan iba a terminar con la “libertad americana”- pero siempre son populares una vez que se sancionan.  
Pero ese no es el punto que quiero hacer hoy. Por el contrario, quiero que consideren el contraste: en un lado, el argumento final fue apelar a nuestros “mejores angeles”, urgiendo a los políticos a hacer lo que es correcto, aún cuando dañe sus carreras; del otro lado, puro cinísmo. Piensen en lo que eso significa, condenar la reforma de salud comparándola con la Ley de Derechos Civiles. Quien en la america moderna diría que Lyndon Johnson hizo lo incorrecto cuando empujo la igualdad racial? (En realidad, sabemos quienes: la gente del Tea Party que gritaban epítetos raciales a los Demócratas en las vísperas del voto). 
Y ese cinicismo fue la marca registrada de toda la campaña en contra de la reforma. 
Si, unos cuantos intelectuales conservadores, luego de hacer un show pensando muy “difícil” al respecto de las diversas cuestiones, declamaron estar perplejos ante las implicancias fiscales de la reforma (pero no dijeron nada cuando vieron la factura la oficina “congresional” de presupuesto de lo que cuesta hoy la salud) y dijeron querer acciones más concretas para reducir los costos (aún cuando esta reforma hace más para bajar los costos que cualquier legislación previa). Durante la mayor parte, sin embargo, los oponentes a la reforma ni siquiera fingieron establecer algún tipo de vínculo con la realidad, ni con la que plantea el actual sistema o el sistema moderado, centrista, que proponían los demócratas.

En cambio, el núcleo emocional de la oposición fue una flagrante siembra de miedo, descontextualizada tanto de los hechos como de cualquier sentido de decencia.
No fue tan sólo el verso del “panel de la muerte” (nota del traductor: los gorilas dijeron que el estado iba a decidir quien vivía y quien moría, al punto tal que la guacha de Palin dijo que “el panel de la muerte decidiría seguramente dejarme sin mi hijo que tiene down). Fue puro odio racial, como aquel artículo en Investor’s Business Daily en el que se declaraba que la reforma de salud es “acción afirmativa (nota del traductor: algo así como discriminación inversa) con esteróides, decidiendo desde quien se convierte en doctor o quien da el tratamiento, sobre la base del color de piel). Fueron mentiras salvajes sobre un supuesto financiamiento del aborto. Fue la insistencia de que hay algo tiránico en el hecho de que jóvenes trabajadores americanos tengan asegurada su salud cuando la necesiten, un seguro que los viejos americanos disfrutan desde que Lyndon Johnson (el presidente que Gingrich considera fallido) impuso el Medicare a pesar de los aullidos republicanos. 
Y seamos claros: la campaña de miedo no fue llevada adelante por una “falange radicalizada” y desconectada del Establishment Republicano. Por el contrario, fue el establishment el que estuvo involucrado y aprobando todo el camino. Politicos como Sarah Palin –quien fue candidata a vicepresidente por los Republicanos- esparció ansiosamente la mentira del “panel de la muerte”. Y políticos supuestamente razonables y moderados como el Senador Chuck Grassley reusaron decir que el verso del “panel de la muerte” era una mentira. En las vísperas de la gran votación, los miembros republicanos del congreso advirtieron que “la libertad moría un poquito hoy” y acusó a los demócratas de “tácticas totalitarias”, refiriéndose a lo que creo que en realidad es el procedimiento de “votar”. 
Sin dudas, la campaña de miedo fue efectiva: la reforma de la salud pasó de ser altamente popular a ser ampliamente desaprobada, aún cuando los números vienen mejorando últimamente. Pero la cuestión era: puede de verdad ser suficiente para bloquear la reforma? 
Y la respuesta es no. Los Demócratas lo han hecho. La cámara pasó la versión del senado de la reforma de salud, y un versión mejorada se conseguirá mediante la reconciliación. 
Esto es, por supuesto, una victoria política para Obama, y un triunfo para Nancy Pelosi, la presidenta de la Cámara de Diputados. Pero también es una victoria para el alma de América. Al final, una ofensiva vil y sin principios falló en bloquear la reforma. Esta vez, el miedo, tachado. 

5 comentarios /:

leandrog dijo...

muy bueno

Unknown dijo...

Como le dije al compañero ricardo, ahora sabrán los yanquies lo que es ir a sacar turno a las 6 de la matina a un hospital peronista!!! (lamentablemente con faltazo al laburo inclluido)

compañeros, podrían haberlo traducido al peronés...

nanolefou dijo...

Nuestros "republicanos blancos" también usan esas argucias: sembrar el miedo y correr el eje de la discusión constantemente. Sin embargo, hay una diferencia fundamental en la capacidad de persuasión: Palin está refuerte, Carrió y Bullrich son incogibles.

Mariano T. dijo...

Por acá también se usa. Cualquiera oposición de la oposiicón es "destituyente". Cualquier iniciativa fiscal que no venga de los K va a causar "agujeros""desfinanciamiento", etc, etc.

Hosting y Dominio dijo...

Excelente articulo, el tema no deja de ser algo polémico lo que hace que se permita ver más haya de lo que pasa.