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22/4/12

Oriundo del Marxismo

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Un día como hoy pero en la Whiskypedia de Ni a Palos, por Tomás Agu(i)rre...


Marxismo (Isla)
La isla Marxismo es una zona de tierra firme más o menos extensa, rodeada completamente por agua, como buena isla, ubicada en el Pacífico Sur. No debe ser confundida con el marxismo (doctrina), el conjunto de directivas políticas, filosóficas y económicas derivadas de la obra de Karl Marx. Aunque algunos historiadores sostienen que el propio Karl Marx nació en la isla que lleva su nombre, esta isla fue recién descubierta el lunes pasado, cuando un movilero de TN reveló, quizás develando una conspiración de dimensiones bíblicas, que el vice ministro de Economía Axel Kicillof era “oriundo del marxismo”.


Característicias
A pesar de que doctrina y lugar geográfico no tienen un correlato empíricamente comprobable hasta el momento, la cantidad de noticias surgidas con posterioridad al descubrimiento del notero de TN provocan que nadie se interesara demasiado por llegar a la isla Marxismo, de donde es oriundo Kicillof sino que, más bien, se derivan suposiciones a partir de dos o tres elementos. En primer lugar, se supone que, si la isla llevaba por nombre Marxismo, alguna que otra cosa que ver con la doctrina de Karl Marx tendrá, razón por la cual, los investigadores sostienen que en la isla Marxismo -de donde es oriundo, efectivamente, Axel Kicillof- rige la dictadura del proletariado, la clase obrera ya se ha establecido como dominante (o incluso las distinciones de clase estarían prontas a disolverse, aseguran los más optimistas) y el Estado, si no ha desaparecido como tal, también es de carácter obrero o pega en el palo. Allí, la propiedad de los medios de producción -suponen quienes especulan sobre la isla- ha desaparecido total- mente, aunque algunos sostienen que, si Kicillof nació allí y, luego, Kicillof impulsa la expropiación del 51% de las acciones de una empresa, tal vez la propiedad en la isla Marxismo se reparta de esa forma, aunque este razonamiento no andaría. (ver Problemas del inductivismo)


Marxismenses
Los habitantes de la isla Marxismo se denominan a sí mismos, quizás, marxismenses. Ante la falta de datos certeros, durante esta semana se ha decidido que en dicha isla, de donde es oriundo Axel Kicillof, todos los sujetos son parecidos a Axel Kicillof. Tal es así que la Enciclopedia Británica sostiene en un artículo sobre este sitio recientemente descubierto, que todos los marxismenses son atractivos, padrazos, empollones y cerebros de la expropiación de YPF. Razonamiento que nos lleva, también, al problema del inductivismo.


Marxismenses célebres
Kiciloff, Axel.


Problemas del inductivismo
El inductivismo es un método científico que saca conclusiones generales de una situación particular, es decir, observa y registra una serie de hechos, los clasifica y luego deriva inductivamente una generalización. Dicho método es uno de los más comunes pero ha tenido varias críticas, especialmente de Popper, quien rechaza que exista la posibilidad de elaborar leyes generales a partir de la inducción. El inductivismo permitiría, de esta manera, sostener la siguiente falacia lógica:
Axel Kicillof es marxismense.
Axel Kicillof es un atractivo, padrazo y empollón.
Luego,Todos los marxismenses son atractivos, padrazos y empollones. 

17/4/12

Quien quiera oir que oiga

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Un día como hoy pero ayer, Cristina manda un proyecto histórico al Congreso para que el estado recupere el control sobre YPF.

No es cuestión de hablar de los accionistas de Repsol, que naturalmente defenderán su interés económico particular, luego de haberse llenado de plata especulando y extorsionando, por supuesto que de forma absolutamente legal, dentro del marco de las reglas de juego claras y de la seguridad jurídica, que según ellos veníamos cumpliendo y respetando hasta ayer, aunque no haya habido ni un día desde el 25 de mayo del 2003 en el que dejen de decir que nuestro gobierno no respeta nada de nada porque tiene una fobia contra todo lo bueno y es fanático de todo lo malo.

Tampoco tenemos muchas ganas de comentar la reacción del gobierno español que es libre de pensar que haciendo declaraciones contra nuestro país, amenazandonos con grandes pestes y enfermedades para que modifiquemos nuestra decisión tan soberana como la suya, defiende los intereses de los españoles a los que teóricamente representa mientras los somete a un ajuste prolongado durante una de las mayores crisis económicas y sociales que recuerde su historia.

Otra de las cosas que, sinceramente, tampoco queremos comentar es la obvia y esperable reacción antinacional del diario Clarín que por estos días parece más español que el mismo Rajoy con tal de expresar su tan sano y consecuente compromiso infranqueable e insobornable con todo lo que signifique o pueda llegar a significar siquiera un resabio de esperanza de que, aunque sea alguna cosa, nos salga mal a los argentinos.

Confesamos, quizás con algo de culposa fiaca, que tampoco queremos reflexionar sobre la editorial de hoy del diario La Nación que dice textualmente que “No puede esperarse nada bueno del procedimiento elegido, que amenaza con colocarnos al borde de la peor crisis bilateral con España desde los tiempos de la colonia” confesando casi en forma literal que, para la tribuna de doctrina, las luchas por la independencia contra los realistas fueron simplemente una crisis bilateral, aunque la peor hasta el día de ayer, con nuestra madre patria y por si fuera poco que el resultado de aquella gesta histórica de nuestro pueblo hace doscientos años, hace suponer que algo tan parecido, como la recuperación de la soberanía sobre nuestros recursos, puede resultar igual. O sea, mal.

Menos queremos hablar de que, en un momento histórico tan particular, entre tantas tensiones y polémicas, Graciela Borges, con sus 70 años decidiera salir a contar en una radio que “si al hombre con el que estoy no le gusta el sexo oral, le doy un beso y me duermo”, porque la verdad que no tiene nada que ver. Aunque un poco, nos quedamos pensando.

El que sí tenía ganas de hablar hoy, por suerte, era un judío, marxista, joven, incauto y para colmo, adoctrinado por La Cámpora.

10/4/12

Para las masas, no las clases

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Un día como hoy pero hace unos días, el 8 de abril, dejaba el plano terrestre el compañero ingeniero y peronista Jack Tramiel, inventor de la famosa Commodore 64, y pasaba a la inmortalidad como el primer peronista en habitar Silicon Valley. Entró al panteón del peronismo por haber acuñado la famosa frase "We need to build computers for the masses, not for the classes", en clara alusión a las influencias que recibiera de la Ideología que Todo lo Cambia. La Commodore se vendió en 17 millones de unidades, siendo una de las primeras computadoras que se convirtió en un artículo de consumo masivo en todo el mundo.