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18/4/08

Se te llenó la cocina de...

Un día como hoy pero hace tres días, aunque hoy esta peor que hace tres días, una nube de denso humo blanco invade la Capital Federal en busca de estables moléculas de aire en la que depositarse, y encontrándolas sin mayor dificultad en un clima cuya presión atmosférica propicia su recepción. Hace más de cincuenta años Oesterheld inventaba el Eternauta, personaje protagonista de una historia épica metáfora del peronismo y de la resistencia. La historia comienza cuando una densa neblina, un éter fosforescente, se apodera del cielo y al caer, con el sólo rozamiento de la piel humana, provoca la muerte. El paisaje apocalíptico augura la llegada de Los Manos, un pueblo invasor que es a la vez usado por otro pueblo, que domina. El éter precede a los gorilas. ¿Y este humo de hoy?

5 comentarios /:

Anónimo dijo...

CLAUDIO DIAZ RENUNCIA A CLARÍN DESPUES DE SUFRIR
"APRIETES" DEL DIARIO POR SUS DECLARACIONES.
Autor de "Manual del Antiperonismo Ilustrado" Díaz renunció al diario Clarín por "aprietes" sufridos a raíz de sus declaraciones a la revista Veintitrés
“Me voy avergonzado de la conducta de quienes deberían honrar el trabajo periodístico y no lo hacen”.

Porqué renuncié a CLARIN
Por Claudio Diaz



Este viernes será mi último día de trabajo en el querido Zonal Morón / Ituzaingó. He tomado la decisión de renunciar al cargo de redactor que ejer. y, como es de rigor en estos casos, quiero despedirme de los amigos que gané durante mis 7 años de permanencia en el diario y de los buenos compañeros con los que compartí muchas tardes entretenidas.

Pero no quiero irme sin antes explicarles, a ustedes y también a quienes ocupan los cargos jerárquicos de esta empresa, los motivos de mi retiro. A fines de marzo la revista Veintitrés me pidió una opinión sobre el rol que cumplen los medios periodísticos y algunos intelectuales en la elaboración del discurso político actual.

Yo efectué una dura crítica a lo que se da en llamar el Grupo Clarín y acentué, particularmente, lo que a mi criterio había sido una clara manipulación informativa durante la cobertura del conflicto Gobierno vs. Campo, tanto por parte del diario como de Canal 13 y TN. En este caso no hice más que expresar, libremente, la vergüenza que me provocó -como periodista pero también como simple ciudadano- el ejercicio “periodístico” del Planeta Clarín y sus satélites.

La reacción por parte de la empresa, como es de suponer, fue inmediata. Y hasta la consideré razonable. Es más: A uno de los colegas aludidos, Julio Blanck, le dí explicaciones acerca de por qué yo lo incluía en una lista de hombres de prensa que -desde mi punto de vista- sostienen un discurso “progresista” pero le terminan haciendo el juego al llamado establishment.
Hasta ahí todo bien. Lo que siguió después es distinto. Las autoridades editoriales (en este momento no se me ocurre otro término) le comunicaron a mis jefes que “de ahora en más” dejara de escribir la página 3 del Zonal (que se supone es la más “importante”) y que me limitara a hacer -es textual- “notas blandas”. Una estupidez, realmente. Pero pocas horas después se emitió otra orden: Que no se me autorizara a tomar la totalidad de días de vacaciones adeudados, que había pedido para esta semana. No dieron argumento alguno para justificar la negativa.

La verdad es que por ninguno de estos 2 castigos tendría que haberme hecho mala sangre. Sin embargo, dije “basta” y tomé la decisión de no seguir adelante con mi trabajo en el Zonal, harto del doble discurso de este diario, de su hipocresía, de pontificar en sus editoriales y notas de opinión una cosa para después hacer otra. Es tanta la repugnancia que sentí por quienes posan como adalides de la libertad de expresión que me dije a mi mismo: “hasta aquí llegué”.

Quiero decir: Hace más de 20 años que ejerzo el oficio de periodista; conozco perfectamente los condicionamientos que nos ponen para atenuar o directamente diluir nuestra vocación de contar y decir las cosas como uno cree que son, aun a riesgo de equivocarse. En fin, en casi todos lados he comprobado (eso tan viejo pero siempre vigente) que una cosa es la libertad de prensa y otra la libertad de empresa.

Pero lo que viví en Clarín en los últimos tiempos superó todo… Gracias a Dios ¡Todavía tengo vergüenza! Pero lo que ya no tengo es estómago para tragarme las cosas que hace este diario en nombre del periodismo. A esta altura ya no puedo soportar tanto cinismo. Como cuando desde un título o una nota se insiste en que no decrece el nivel del trabajo en negro y las condiciones laborales son cada vez más precarias, siendo que en todas las redacciones del Grupo Clarín se emplea a pasantes a los que se los explota de manera desvergonzada, obligándolos a hacer tareas de redactor por la misma paga que recibe un cadete, sin obra social ni vacaciones.

Es el mismo cinismo de despotricar contra la desocupación al tiempo que se lanzan a la calle nuevos productos sin contratar a trabajadores, duplicando y hasta triplicando el horario de los que ya están dentro de la maquinaria. Es el mismo cinismo de presionar a redactores para que se conviertan en editores, bajo la promesa (falsa) de que “algún día” se les reconocerá la diferencia salarial.

Si, como se sostiene el martes 15 en la cotidiana carta del editor al lector, “son los medios y los periodistas los que deben regularse y actuar con responsabilidad democrática”, pues bien Sr. Kirschbaum, yo empiezo por esa tarea. Porque si Clarín tanto se rasga las vestiduras asegurando que respeta la libertad de expresión ¿Por qué sanciona a un periodista que vierte, ejercitando esa libertad de pensamiento, una opinión? Tengo otras cosas para decirle a Ud. y a quienes lo secundan (si es que a esta altura todavía están leyendo…): La demonización que practica el diario a través de un “inocente” semáforo que cumple la misión de dividir al mundo en ángeles y demonios (según el interés ideológico o comercial del Grupo), ha llegado al nivel de un verdadero pasquín que nada tiene que envidiarle a las publicaciones partidarias. Es peor todavía, porque éstas tienen la honestidad de reconocerse como expresiones de un Partido Político o de un espacio Ideológico.

En cambio, Clarín se imprime bajo el infame rótulo de periodismo independiente… En pos de engrosar la cuenta bancaria se ha perdido todo decoro. Da la sensación de que los que se llaman periodistas o columnistas ya ni sienten un mínimo de pudor por haberse convertido en contadores del negocio mediático, desvividos por saber cuánto dinero ingresa a las arcas; lo único que les falta es salir con el camión de Juncadella.

Digo esto porque ha sido patética, en la misma carta del editor del martes 15, la reacción editorial contra otros medios periodísticos competidores que estarían atreviéndose a morder un pedazo del queso que el Grupo quiere deglutirse, como de costumbre, solito y solo, calificando a aquellos de miserables, travestidos y miembros de una jauría. ¡Después cuestionan a D’Elía o a Moyano por las palabras “ofensivas” que lanzan contra el periodismo independiente y democrático!

La mayoría de quienes me conocen saben de mi simpatía y hasta cierta militancia por el Peronismo. Pero también saben que no me une ningún tipo de relación con el Gobierno, ni con su tan temido Observatorio de Medios, ni con los Jóvenes de La Cámpora. La aclaración vale para que estén tranquilos y no piensen que durante estos 7 años fui un agente infiltrado en el Zonal Morón. Simplemente amo el trabajo periodístico, tengo pensamiento propio (aunque, qué le vamos a hacer…: no es el políticamente correcto) y un compromiso de honrar mi oficio.

A Ricardo Kirschbaum, a Ricardo Roa y a tantos otros que mandan les digo que estoy preparado para asumir lo que venga, porque no me extrañaría que las redacciones de otros medios empiecen a recibir llamados telefónicos pidiendo que se me prohíba trabajar de lo que soy. Tan libre me siento, tan espiritualmente íntegro de poderles decir lo que les digo (aunque les resbale), que ya no me importa si la larga mano del Grupo le pone candado a mi futuro para no dejarme otra opción que trabajar como remisero o repositor de supermercado.

Me voy orgulloso de haber seguido aprendiendo lo que es vocación, oficio, dignidad y ejercicio responsable del buen periodismo. Que me lo dieron los jefes de los zonales y un montón de amigos y compañeros a quienes no voy a nombrar para evitarles quedar marcados por mi cercanía afectiva. Me voy avergonzado de la conducta de quienes deberían honrar el trabajo periodístico y no lo hacen.
Claudio Díaz

Anónimo dijo...

Eeeeh...creo que era nieve la de El Eternauta

Anónimo dijo...

Compañeros, estas son las mismas batallas que el movimiento ha enfrentado en el pasado, la eterna lucha del pueblo contra el antipueblo, la liberación ante la dependencia, la patria y la antipatria, el peronismo y los antiperonistas, también luchas futuras, como la que protagonizaron los cabecitas, junto con el criollo "ñato" (es el sueñero), el "Churrique" (Enrique Breccia), el minotauro de ladero, contra contra las tropas coloniales: lod fho-rros de atroden, los asquerosos Ghori-lhas , esto pasó el día de Lagranpho-Dryda.
Las columnas de cabecitas se iban juntando por el llamado del helje-nerhal, iban llegando de las ciudades y los pueblos, de los varrios, de las biyas, el bombo, dicen que removía el fondo de la historia y el fondo de la memoria, y de ahí también llegaron también las montoneras, los federales, los mazorqueros, los caudillos, se iba juntando la cosa, para la llegada del día de Lagranpho-Dryda, y helje-nerhal organizó nuestras fuerzas. Se dice por ahí que la caballería la comandaba el gran Legui, uno de los jinetes de Dios. Al cuarto día el bombo dejó de sonar, y helje-nerhal decidió que para demostrar todo el desprecio y el asco que les inspiraban los ghori-lhas autóctonos debían ser combatidos a alpargatazo limpio, a los ghori-lhas intelectuales en cambio, se los tenía que combatir a librazo pelado, y de paso se desmentía ante sus propios ojos la famosa y vieja frase de halpargataszílibrossnhó, con los sobrevivientes, si es que quedaba alguno, se los tenía que tomar por los hombros y hacerlos girar rápidamente sobre sí mismos, el mareo que esto le produciría, unido a su genética incapacidad para ubicarse en la realidad en que vivían, los liquidaría rápidamente.
El quinto día amaneció con un sol tan tibio, luminoso y esplendente que las multitudes, no dudaron en decir que aquel sí era verdaderamente un día heljenerhalista. todo trancurría en calma hasta que unos de los cabecitas, él en musculosa de boca, con una gorra, un pucho en la boca, tomando mate junto a una radio portatil, grita -"¡Los ghori-lhas! ¡Se vienen los ghori-lhas!...

Esto pasó un día, como los de hace algunas semanas, pero en el futuro.
Esta batalla del futuro, pero iguales a las de ayer y hoy, las conoció Enrique Breccia, en la historieta que ha dado en llamar "El Sueñero", de Doedytores - historietas Argentinas.com.
Un abrazo peronista.
p
V

Jean Paul dijo...

Hay que hacerle juicio al Estado porque un boludo prende una bengala en un lugar cerrado.
Hay que hacerle juicio al Estado porque unos hijos de mil puta prenden fuego para cultivar soja y terminar de hacer mierda nuestro suelo..
Hay que hacerse cargo. Si no, somos como Clarín.

Unknown dijo...

no era nieve, eran copos pero no de nieve. eran radiactivos o algo, lo importante era que si te tocaban te morias fijo.